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Como casi todo lo que me pasa en la vida ésto fue pura casualidad. Iba caminando un día por el mismo camino de siempre y de repente un grupo de mujeres estaban paradas en una esquina de mi barrio repartiendo folletos, les pasé por al lado intentando que no me alcanzaran pero fallé; y una de ellas me entregó el papel que cambiaría en 180º mi vida.
En un principio mi superyó se negó rotundamente a la idea, pero algo en mis tripas me hizo cuestionarlo, entonces (como siempre que mis tripas me hablan) le pregunté a mi marido y él me dijo: "Si realmente te lo proponés, como todo lo que haces, lo vas a lograr. Pero tenés que decidirlo! Si estás convencida, hacés desastres! Si no, ni lo intentes!"
Y yo repregunté, completamente desconfiada de mí misma:" Estás seguro? Con lo antisocial que soy?"
Y él me dijo, con esa hermosa y dulce voz que usa cuando se da cuenta que mi superyó me está reventando a cascotasos: "Sos antipática porque se te canta! Cuando vos querés, te compras a cuaquiera! Si estás realmente convencida, hacelo! Si no, ni te calientes, porque no lo vas a poder sostener! Ahora, cuando se te pone algo en la cabeza, que se corra el mundo porque vas como tanquesito!"
Y así fue como mi superyó cayó rendido a los pies de la retórica de mi maestro.
Hice lo que tenía que hacer y volví por el mismo camino. Y ahí estaban, todavía, hablé, pregunté, pero fundamentalmente, me decidí.
Las cosas más simples, a veces pueden ser determinantes, aunque muchas veces no nos demos cuenta, pero las decisiones más insignificantes son las que nos frenan o nos impulsan a la aventura de la vida.
Desde pequeños, escuchamos (o vemos en la tele) sobre héroes que viven vidas maravillosas llenas de acción y aventuras, que logran hazañas increíbles, poniendo a prueba su resistencia, yendo siempre por más y superándose a sí mismos. Pero luego, al crecer esa imagen desaparece o se distorsiona, y las aventuras pasan a ser recuerdos de la infancia o hasta enfermedades psicosomáticas por deseos reprimidos.
Yo decidí, para algunos vivo en una burbuja, para otros en una nube de pedos, para los más estoy más loca que una cabra, para los míos así soy feliz. Abriendo los ojos en las mañanas para que la vida me sorprenda, que las aventuras me encuentren, que el mundo se convierta en ese lugar maravilloso en donde todo es posible. Viviendo todo tan intensamente que a veces ni piel tengo, pero aun así, a plata o mierda.
Y me decidí, y en esa decisión, chiquita, boluda, intrascendente para la mayoría, descubrí un mundo de maravillosos colores, de castillos en el aire sorprendentes, de posibilidades infinitas.
Ok, no, no me gané el loto, ni el quini, ni el prode. No me salvé de nada. No vinieron los extraterrestres y me dieron la fórmula de los pitufos ni la máquina de hacer billetes. Es algo mucho más simple, mucho más cercano, pero que a mí me ayudó a expandirme hasta el infinito. Como dije la otra vez, moví la ficha y el dominó completo se cayó.
Tengo un nuevo curro, soy revendedora de cosméticos por catálogo (como les dije, nada de otro mundo), pero que para mí, abrió la puerta a un mundo nuevo, lleno de mística, magia y misterio, un lugar en el que jamás había estado, donde yo miro al espejo y ME VEO, donde mis oídos reconocen mi chillona voz, donde estima se compró el auto y me vino a buscar; donde vergüenza me abandonó, donde sorpresa, aventura y posibilidad se convirtieron en mis mejores amigas. donde placer, orgullo y autorrealización llevan mi nombre como estandarte.
Me siento feliz por el camino que elegí, y en verdad es una aventura que no quería encarar sola. Por eso escribo, por eso todo este tema y bajo el paradigma del post anterior, tendrá la etiqueta #ElCaminoDeLasMariposas. Porque es precisamente de eso que se trata, de la metamorfosis, de salir de la crisálida, del signo simbólico del cambio.
Gracias por estar a mi lado en este nuevo viaje!!!
Como casi todo lo que me pasa en la vida ésto fue pura casualidad. Iba caminando un día por el mismo camino de siempre y de repente un grupo...
Una nueva etapa
By Myrna | 0:01
Como casi todo lo que me pasa en la vida ésto fue pura casualidad. Iba caminando un día por el mismo camino de siempre y de repente un grupo de mujeres estaban paradas en una esquina de mi barrio repartiendo folletos, les pasé por al lado intentando que no me alcanzaran pero fallé; y una de ellas me entregó el papel que cambiaría en 180º mi vida.
En un principio mi superyó se negó rotundamente a la idea, pero algo en mis tripas me hizo cuestionarlo, entonces (como siempre que mis tripas me hablan) le pregunté a mi marido y él me dijo: "Si realmente te lo proponés, como todo lo que haces, lo vas a lograr. Pero tenés que decidirlo! Si estás convencida, hacés desastres! Si no, ni lo intentes!"
Y yo repregunté, completamente desconfiada de mí misma:" Estás seguro? Con lo antisocial que soy?"
Y él me dijo, con esa hermosa y dulce voz que usa cuando se da cuenta que mi superyó me está reventando a cascotasos: "Sos antipática porque se te canta! Cuando vos querés, te compras a cuaquiera! Si estás realmente convencida, hacelo! Si no, ni te calientes, porque no lo vas a poder sostener! Ahora, cuando se te pone algo en la cabeza, que se corra el mundo porque vas como tanquesito!"
Y así fue como mi superyó cayó rendido a los pies de la retórica de mi maestro.
Hice lo que tenía que hacer y volví por el mismo camino. Y ahí estaban, todavía, hablé, pregunté, pero fundamentalmente, me decidí.
Las cosas más simples, a veces pueden ser determinantes, aunque muchas veces no nos demos cuenta, pero las decisiones más insignificantes son las que nos frenan o nos impulsan a la aventura de la vida.
Desde pequeños, escuchamos (o vemos en la tele) sobre héroes que viven vidas maravillosas llenas de acción y aventuras, que logran hazañas increíbles, poniendo a prueba su resistencia, yendo siempre por más y superándose a sí mismos. Pero luego, al crecer esa imagen desaparece o se distorsiona, y las aventuras pasan a ser recuerdos de la infancia o hasta enfermedades psicosomáticas por deseos reprimidos.
Yo decidí, para algunos vivo en una burbuja, para otros en una nube de pedos, para los más estoy más loca que una cabra, para los míos así soy feliz. Abriendo los ojos en las mañanas para que la vida me sorprenda, que las aventuras me encuentren, que el mundo se convierta en ese lugar maravilloso en donde todo es posible. Viviendo todo tan intensamente que a veces ni piel tengo, pero aun así, a plata o mierda.
Y me decidí, y en esa decisión, chiquita, boluda, intrascendente para la mayoría, descubrí un mundo de maravillosos colores, de castillos en el aire sorprendentes, de posibilidades infinitas.
Ok, no, no me gané el loto, ni el quini, ni el prode. No me salvé de nada. No vinieron los extraterrestres y me dieron la fórmula de los pitufos ni la máquina de hacer billetes. Es algo mucho más simple, mucho más cercano, pero que a mí me ayudó a expandirme hasta el infinito. Como dije la otra vez, moví la ficha y el dominó completo se cayó.
Tengo un nuevo curro, soy revendedora de cosméticos por catálogo (como les dije, nada de otro mundo), pero que para mí, abrió la puerta a un mundo nuevo, lleno de mística, magia y misterio, un lugar en el que jamás había estado, donde yo miro al espejo y ME VEO, donde mis oídos reconocen mi chillona voz, donde estima se compró el auto y me vino a buscar; donde vergüenza me abandonó, donde sorpresa, aventura y posibilidad se convirtieron en mis mejores amigas. donde placer, orgullo y autorrealización llevan mi nombre como estandarte.
Me siento feliz por el camino que elegí, y en verdad es una aventura que no quería encarar sola. Por eso escribo, por eso todo este tema y bajo el paradigma del post anterior, tendrá la etiqueta #ElCaminoDeLasMariposas. Porque es precisamente de eso que se trata, de la metamorfosis, de salir de la crisálida, del signo simbólico del cambio.
Gracias por estar a mi lado en este nuevo viaje!!!